En una ciudad donde cada esquina te ofrece “la mejor burger del país”, Burger 54 se planta con una propuesta que no busca reinventar la rueda… pero sí hacerla bien. Con carne sin hormonas, pan artesanal y combos rápidos que no parecen de aeropuerto, esta cadena local viene cumpliendo con creces.
La carta es amplia pero no caótica: hay opciones clásicas, picantes, veggie, sin gluten y hasta veganas (la Not Cheese Burger, un hallazgo). Las papas son crocantes, los aros de cebolla caseros, y si tenés hambre real, el combo doble no te deja pagando.
El ambiente es prolijo, luminoso, con ese vibe de fast casual que te da ganas de comer sin apuro pero sin drama. El sistema de buzzer para retirar es rápido y cómodo, y no falta el refill para los más sedientos.
